Esticomitia y encabalgamiento
Si lo normal es que un verso abarque y termine con un
sintagma o sirrema (esticomitia), el encabalgamiento consiste en el desajuste
entre la pausa versal y la sintáctica.
Por medio del encabalgamiento se consiguen múltiples
efectos: prolongar el sentido del verso, sorprender, llamar la atención, etc.
Isabel Paraíso ha hablado de los efectos expresivos antitéticos entre
esticomitia y encabalgamiento: “serenidad/ agitación; lentitud/ prisa; clama/
angustia; inmovilidad/ movilidad; racionalidad/ emoción; etc.”. Otros estudiosos indican que no necesariamente el encabalgamiento produce agitación o angustia.
Para Domínguez Caparrós la función del encabalgamiento los
valores estilísticos que se observan más comúnmente son: “variedad en el ritmo;
la adecuación para la inserción de la lengua hablada en el verso; cierta
sensación de violencia; la relevancia que adquiere cada una de las partes del
grupo dividido” si bien advierte de que “en cada contexto se podrá especificar
el valor concreto” (2007: 130).
En el siguiente vídeo vemos un fragmento de El caballero de Olmedo de Lope de Vega:
El Caballero de Olmedo from Jaime Bartolome on Vimeo.
El Caballero de Olmedo from Jaime Bartolome on Vimeo.
Puedes comentarlo observando si hay una mayor tendencia a la esticomitia o al encabalgamiento, qué tipos de encabalgamiento existen y qué efectos producen.
Aquí tienes el texto:
Aquí tienes el texto:
Yo lo siento, y voy a Olmedo,
dejando el alma en Medina.
No sé cómo parto y quedo.
Amor la ausencia imagina,
los celos, señora, el miedo.
Así parto muerto y vivo,
que vida y muerte recibo.
Mas, ¿qué te puedo decir,
cuando estoy para partir,
puesto ya el pie en el
estribo?
Ando, señoras, estos días,
entre tantas asperezas
de imaginaciones mías,
consolado en mis tristezas
y triste en mis alegrías.
Tengo, pensando perderte,
imaginación tan fuerte,
y así en ella vengo y voy,
que me parece que estoy
con las ansias de la muerte.
La envida de mis contrarios
temo tanto, que aunque puedo
poner medios necesarios,
estoy entre amor y miedo
haciendo discursos varios.
Ya para siempre me privo
de verte, y de suerte vivo,
que mi muerte presumiendo,
parece que estoy diciendo,
"Señora, aquésta te
escribo."
Tener de tu esposo el nombre
amor y favor ha sido;
pero es justo que me
asombre,
que amado y favorecido
tenga tal tristeza un hombre.
Parto a morir, y te escribo
mi muerte, si ausente
vivo,
porque tengo, Inés, por
cierto
que si vuelvo será muerto,
pues partir no puedo vivo.
Bien sé que tristeza es;
pero puede tanto en mí,
que me dice, hermosa Inés;
"Si partes muerto de aquí,
¿cómo volverás después?
Yo parto, y parto a la
muerte,
aunque morir no es perderte;
que si el alma no se parte,
¿cómo es posible dejarte,
cuanto más volver a verte?