Es un recurso que se usa muy frecuentemente en el lenguaje literario, pero también en otros tipos de discurso, como el publicitario, en canciones, etc. Tiene la facultad de llamar la atención sobre el enunciado que lo utiliza y muchas veces se relaciona la repetición de ciertos sonidos con un determinado contenido por su simbolismo fónico.
En el ejemplo que veremos a continuación la excesiva repetición de sonidos consigue un efecto humorístico claro.
Os dejo con estos maestros del humor y del lenguaje:
Buenas tardes, Clara.
ResponderEliminarPuedo entender; que la aliteración se ha una herramienta, un recurso entre otos, que en manos de un poeta,nos ofrezca con intencionalidad unos sonidos determinados en una la cadena fónica, buscando cierta sonoridad, musicalidad, ritmo..., artificiosamente llama nuestra atención hacia su creación poética y que nosotros sentimos ese matiz que lo hace un texto especial, estético y literario.
Lo que no comprendo es el simbolismo de los sonidos en una obra literaria desde la connotación "fabricada" de los teóricos y comentaristas a la hora de relacionar fonemas que carecen de significado con conceptos, imágenes y sentimientos.
Dámaso Alonso atribuye a vocales y consonantes unos valores partiendo de la unidad lingüística más pequeña desprovista de significado, el fonema.Y hace una división arbitraria entre las vocales claras "a, e, i" y las oscuras "o, u" y según la tendencia de estas en el caso de aliteraciones ,crearán un significado especial de oscuridad o de nitidez o claridad fonética al campo visual.
Mi pregunta es la siguiente: cómo llega Dámaso a descifrar la sensibilidad del poeta partiendo de un sonido que carece de significado dentro de una palabra(s) y anticipar el contenido semántico engarzado en la gramática del verso.